Volviendo

Quizá y desde hace un tiempo ya el quilombo se me quedó, pero no es que se quedó a vivir y bueno me acostumbraré... Es algo así como crónica de un no se qué anunciado, pero después es lo interesante, justamente a posterior. Siempre tratando de encontrar el interruptor o la ventana, la frase iluminadora; pero un segundo después agua, agua que no lava. ¿Cuál es la medida justa del sentimiento? ¿Cuál es la intensidad de los demás? ¿Cuánto hay de verdad revelada? ¿En qué instancia te quedas colgada de una niñita que conociste hace demasiado tiempo atrás? ¿Y la niñita? ¿Cuál es el límite del caos, el punto de éxtasis y declinación? O vacío, y en fin nada importa y eso es dolor, es la definición justa de dolor, es dolor a borbotones, es fluir y es amar aunque al mismo tiempo es negar, es la maldita conciencia de uno mismo, es el principio indeclinable de los principios, es un sí o sí. Y bueno señores se quedó, como el espectro bebé que alguna vez habitó en mi sommier, o como la hormiga que murió mil veces de un infarto frente a mi en una puerta giratoria y también como la peste que volvió a la gente intermitente y con lunares de colores. De ahora y para siempre, que también es una ilusión...  

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