Eje.

Todos los objetos apuntando al norte. A contra pendiente. La información original no podía ser decodificada, aparentemente cada color tenía un significado y su combinación con otros formaba oraciones. El último anciano que conocía las mezclas murió hace unos años de una rara enfermedad producida por la iridiscencia de los pergaminos. Ni los hijos, ni los nietos, ni ellos mismos supieron imaginar el tiempo en el que nadie conociera las técnicas. La estructura no estaba dispuesta a soportar la anarquía de la ignorancia. El problema se suscitó porque la máquina que movía el mundo se paró. Hacia muchos milenios que la tierra no giraba por sí misma. Los relatos orales cuentan que en una noche se construyó una máquina con la densidad de un cabello y la forma de un lunar que era capaz de mover al planeta como antaño lo hacia la naturaleza. A las doce del mediodía un polvo espeso cubrió las formas. Todo fue violeta desde ese momento.

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