Aladino en 21:06

Tan pocas dudas deben ser mala señal, dice una bonita canción. Y es verdad che, el que no duda me da un poquito de desconfianza, u oculta sus verdaderos sentimientos o es un inconciente que vive colgado de una palmera y el día que lo bajen va a ser de una patada en el medio del culo. Mis reflexiones pedorras, comenzaron hace mucho tiempo atrás en realidad, pero ésta en particular se suscitó porque pasé por un tenedor libre chino y vi que sorteaban una bicicleta, muy linda ella, desconozco las condiciones para ganársela (quizá el valiente capaz de comer más gato se alce con el premio). No importa, la cosa acá es que me acordé de cuando mi propia bicicleta de la infancia me quedó chica. Yo soy la mayor así que no había posibilidades de heredar ningún vehículo de dos ruedas antiguo. Yo quería una bicicleta nueva y mi viejo no tenía plata ,pero yo insistía, soñaba con una nueva bicicleta de 18 cambios y un tamaño desmesurado. No se podía y yo no lo entendía. A la noche me imaginaba que venía un genio y me daba la bicicleta de mis sueños. La crisis pasó y finalmente el siguiente día del niño tuve la bicicleta que toda muchacha desea. Bien, hoy en día me sigo acostando e imaginando que viene el genio y me brinda aquello que deseo, los requerimientos cambiaron pero la necedad sigue siendo la misma, que las cosas sucedan de manera mágica e inexplicable. Hoy no me interesa tener un bicicleta nueva (de hecho la bici de mis sueños duerme en el cuartito del fondo apilando tierra), quiero otras cosas, ¿y si esas cosas que hoy deseo bajen del cielo mañana duermen en un oscuro rincón juntando mugre?¿y si la magia de que las cosas no cuesten esfuerzo vuelven vacías las intenciones de obtenerlas?¿y si la ambición de no tener dudas es un mamarracho?. Que se yo, estos chinos que se ponen a regalar bicicletas, mi cansancio emocional que me trae de los pelos, las circunstancias, el calor, la certeza de que algunas casualidades no son tales, mis caprichos y el mismísimo puto universo.