A las nueve de la mañana el rey de reyes se paró en el medio del planeta, en aquel punto donde confluyen todas y cada una de las rectas invisibles que conforman la tierra. Mientras su lujoso ropaje lo envolvía de manera soberbia, se dispuso a leer un poema milenario. El objetivo del monarca era generar un sentimiento de empatía generalizada que traspasara la urdimbre del tejido que durante tanto tiempo había separado los lados indisolubles de un mismo plano. Los sabios cerraron los ojos y dejaron que la voz del único penetrara en sus entrañas. Los necios taparon sus oídos y no permitieron que las palabras de aquél cimentaran en sus corazones. Los ingenuos abrazaron las fantasías que habían amasado durante los oscuros años del absolutismo. Los inteligentes tergiversaron los dichos para su conveniencia. Y los viciosos las convirtieron en ley. Al finalizar el discurso cada uno volvió a sus actividades y se hizo cargo de las consecuencias que su decisión traía entre las sábanas.
29 de noviembre de 2016
Hace 5 años

4 comentarios:
"que las palabras de aquél cimentaran"
se me pasó esa tilde =D
es por partes la cosa? qué cosa...
me encantó, ya te dije...
Abrazo.
lau: correctora oficial de tildes, enfermera de comas y paladín de los puntos seguidos... ya fue corregido el error. La cosa es por partes porque todavía está en el taller, le falta chapa y pintura. Me alegro que le haya encantado.
Besos.
Pili, cuando sea grande, quiero ser como vos.
LaNaifa: por favor, usted ya me ha superado ampliamente...
Besos.
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