Crimen.

“Mi vida es culpa y Coca Cola”, me decía la Niña Azul mientras tomábamos mate con galletitas Criollitas en la clase de Fundamentos. Por esas épocas yo era la Diosa Wichí que inventaba una religión con sede en mi garaje y ella era la antropóloga superheroica que salvaría al mundo de sus visiones sesgadas y naturalizantes. Ella repetía culpa y Coca Cola y yo me reía porque me sentía identificada, mezclada con el bagaje generacional venía la culpa consetudinaria que se mama en la casita argentina tradicional. La culpa nos hacía hijitas de nuestros padres y la Coca Cola, que se yo, de alguna manera nos definía. Nacidas en democracia y criadas durante el menemismo a la luz de la pizza y el champagne, la bebida gaseosa sabor cola era el lugar común en el que nos encontrábamos tristemente representadas. Lo que siguió de la carrera repetimos culpa y Coca Cola mientras asentíamos con la cabeza la desdicha de la culpa y la Coca Cola se volvía cada vez más pegajosa. El marxismo inflamado y la hiperglucemia, marcha y contramarcha a redoblante puro, la Niña Azul que por momentos se puso violeta y la Diosa Wichí de ultratumba pasaron muchas horas hablando de las circunstancias, la Niña Azul componía sus hermosas canciones y la Diosa ladraba de fondo al estilo “una que sepamos más o menos”. Discusiones epistemológicas sin final, cigarrillos negros espesando el aire, un Fernet áspero y Julio, siempre Julio, a veces Herman, el final del libro que era el principio y que siempre había estado ahí para una. Hoy no me río más de la culpa y la Coca Cola, tampoco he vuelto a ser la Diosa Wichí, hoy no me causa gracia arrastrarme mugrienta por no cumplir con el “deber ser” emanado de no se qué agujero oscuro y profundo, hoy no quiero ser ni el lobo estepario, ni Horacio, ni Raskolnikov. Supongo que algunos vicios vienen tatuados desde el cóxis hasta el hombro y difícilmente puedan ser exterminados de la corteza cerebral, a destiempo y revolviendo en los agujeros equivocados, pero en el fondo, arriba, abajo, de la mano o solitas, tratando tratar mas no con culpa. La Coca Cola es otro asunto.

8 comentarios:

Sol dijo...

La primera vez que las escuché decir eso (creo que fue en San Pedro) no entendí, creo que porque la Coca Cola no estaba dentro de mi esquema mental. Sin embargo, a partir de entonces consideré (y sigo considerando) que es la mejor síntesis de nuestra generación.
Siempre, siempre serás una diosa wichí.
Besos belleza!

Pili (Como Cher...) dijo...

Sol: para mi también es un buen resumen de nuestra generación, igual no me causa más gracia la frase, porque la culpa no me cabe.
Besos Hermosa. (Ya no soy la Diosa Wichí, que tristeza)

Unknown dijo...

Debo decir que la mitad de esa frase (la parte de la coca cola) fue robada, pero la síntesis sí es exclusivo resultado de nuestro patético camino a la adultez.
Qué bueno que no estaba sola!!... que impecable tener una diosa Wichi y criollitos (los que también tienen su historia) para atravesar esos momentos.
Después de todo, más allá de todo el halo de culposidad y miedos a "ser", tengo muchos geniales recuerdos, una ideal compañera de novelón y sobre todo... una amiga del alma.
La coca cola es otro asunto.
La niña azul*

Pili (Como Cher...) dijo...

Pam: no te hagas la tonta que te voy a seguir hinchando las bolas, vas a tener que seguir leyendo mis cuentos y escuchando mis cascarrabiadas, además de mis críticas a cuanta persona se me acerque, que le vamos a ser las protagonistas de los culebrones somos asi.
Besos.

Anónimo dijo...

Cuento ensayístico.

De lujo. Creo haber entendido la síntesis, después de todo, mucho mejor que las letritas que nos vienen poniendo a los que nacimos a partir de los ´70: dame una x, te doy la y.

Pili (Como Cher...) dijo...

LaNaïfa: Gracias. Síntesis, eso estamos buscando las síntesis.
Un Beso.

lau dijo...

juraba haber firmado este post de la Coca..

Pili (Como Cher...) dijo...

No no, no me habias firmado nada... :(

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