Que pequeñas son sus manos,
y que grandes sin embargo.
Me apremian con sinceridad.
Esos dedos que me llaman,
esos ademanes que con sensualidad
cuentan la historia de su vida,
narran con leves movimientos
el desenlace de mi propia vida.
Y aunque preveo el final,
me dejo arrastrar hasta sus labios.
Y aunque dulce el beso que no supieron regalar,
amargo y fuerte el sentimiento que sembraron.
Desecho entre sus manos,
sostiene mi corazón.
Ya no soy quien era ayer,
pues usted golpeó a mi puerta.
Ya no soy quien era ayer,
pues sus ojos me miraron.
29 de noviembre de 2016
Hace 5 años

6 comentarios:
qué poética que anda últimamente! mas que eso no puedo opinar porque nunca sé qué decir frente a un poema.
Saludos!
Etereo Desliz, tiene razón. Sabe que ya me aburrí de la poesía... volveré a la frivolidades en breve.
Saludos.
Pili, sólo dos cosas:
Muy bien los poemas, pero al mismo tiempo, es mejor aburrirse de la poesía.
LaNaïfa, me harté.
Saludos.
Pili:
A mi la poesía no me agrada mucho. De todos modos, ud escribe muy lindo.
Saludos
Gracias Caro.
Saludos.
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