Un par de cortados enfriándose en la mesa. La noche era templada, creo. El cuerpo me quedaba chico y el alma volaba. La voz como susurro, los ojos lejos y un aroma que no logro recordar. Yo no sé lo que es el amor y supongo que no pretendo saberlo. Alguna vez y en una conversción sin sentido te dije que el amor no era más que una ventaja adaptativa, pues una se ponía en pareja y empezaba a pagar la mitad del alquiler. Más tarde me desdije y afirmé con seguridad que el amor era una hipótesis ad hoc, ya que nos sirve para explicar todos los actos inverosímiles que nuestras hipótesis principales no pueden. Insistí en que no sabía lo que era el amor y que tampoco me interesaba saberlo. Las relaciones entre dos personas, los signos enviados y perdidos en la confusa orgía comunicacional, todas las cosas que tienen que pasar para que dos seres coincidan en el tiempo y lugar adecuado... Fue pésima mi confesión, pero te dije que tu cercanía me ponía contenta. Hace tiempo debería haber escrito estas palabras, me las debía. Soy cobarde y el tiempo ayuda. Dos afirmaciones y una negación. Un corto pasado y ese instante sin futuro, y yo lo sabía. Confieso que cuando me fuí una inmensa tristeza me llenó el corazón, no entraba nada más. Muchas cosas las guardé, orgullo quizá, pero me gusta la idea de que algunas cosas se queden donde están. La última frase del escrito rezaba que a veces no había más opción, pues como escribió Julio alguna vez, los conejitos blancos son cada vez más y están rompiendo todo el departamento.
29 de noviembre de 2016
Hace 5 años

6 comentarios:
el tiempo ayuda a que las palabras expresen mejor la totalidad de lo acontecido...mmm si, y coincido que algunas cosas se tienen que quedar donde están, el orgullo femenino a veces está condicionado por la intuición sin que nos demos cuenta.
Saludos!
Pili:
Me encantó la definición del amor como hipótesis ad hoc. Es brillante..
Y estoy de acuerdo que el tiempo está a favor de los cobardes.
Y ser cobarde conspira contra uno mismo.
Saludos.
Brillante.
Pero eso ya lo sabe. El asunto son los conejitos.
No domesticar, podría decirle.
Por nada del mundo.
Dejar hacer.
A menos que se metan con los discos de Stevie Wonder, ahí, duro con ellos.
Etereo Desliz, estamos de acuerdo en que algunas cosas mejor se queden ahí adentro.
Caro, no se si el tiempo esta a favor de los cobardes, si se que ser cobarde conspira contra uno mismo.
Fer, la domesticación de los conejitos, tema complejo si los hay, sin embargo usted tiene razón, cuando se meten con los discos de Stevie Wonder no hay nadie que los salve.
Saludos Muchachas.
su confesión, insisto, no fue pésima. tampoco fue cobarde. fue justa y como tal, valiente. ud hizo mucho más de lo que yo a su edad pude haber hecho.
ud tiene dignidad y eso, compañera, no abunda.
m, nunca dude de que tengo dignidad, ni por un segundo.
Saludos.
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