(Macedonio le escribe la carta que reproducimos a Jorge Luís Borges, quien la imprime en la revista Proa)
Querido Jorge Luís: Iré esta tarde y me quedaré a cenar si hay inconveniente y estamos con ganas de trabajar. (Advertirás que las ganas de cenar las tengo aún con inconvenientes y solo falta asegurarme las otras).
Tiene que disculparme por no haber ido anoche. Soy tan distraído que iba para allá y en el camino me acuerdo que me había quedado en casa. Estas distracciones frecuentes son una vergüenza y me olvido de avergonzarme también.
Estoy preocupado por la carta que ayer concluí y estampillé para vos; como te encontré antes de echarla al buzón tuve el atrevimiento de romperle el sobre y ponértela en el bolsillo: otra carta que por falta de dirección se habrá extraviado. Muchas de mis cartas no llegan, porque omito el sobre o las señas o el texto. Esto me trae tan fastidiado que rogaría que se viniera a leer mi correspondencia en casa.
Su objeto es explicarte que si anoche vos y Pérez Ruiz en busca de Galíndez no dieron con la calle Coronda, debe ser, creo, porque la han puesto presa para concluir con los asaltos que en ella se distribuían de continuo. A un español le robaron hasta la zeta, que tanto la necesitan para pronunciar la ese y aun para toser. Además, los asaltantes que prefieren esa calle por comodidad, quejáronse de que se la mantenía tan oscura que escaseaba la luz para su trabajo y se veían forzados a asaltar de día, cuando debían descansar y dormir.
De modo que la calle Coronda antes era ésa y frecuentaba ese paraje, pero ahora es otra; creo que atiende al público de 10 a 4, seis horas. Lo más del tiempo la pasa cruzada de veredas en algunas de sus casas: quizá anoche estaba metida en lo de Galíndez: ese día le toco a él vivir en la calle. Es por turnos y éste es el de que yo me calle.
Tiene que disculparme por no haber ido anoche. Soy tan distraído que iba para allá y en el camino me acuerdo que me había quedado en casa. Estas distracciones frecuentes son una vergüenza y me olvido de avergonzarme también.
Estoy preocupado por la carta que ayer concluí y estampillé para vos; como te encontré antes de echarla al buzón tuve el atrevimiento de romperle el sobre y ponértela en el bolsillo: otra carta que por falta de dirección se habrá extraviado. Muchas de mis cartas no llegan, porque omito el sobre o las señas o el texto. Esto me trae tan fastidiado que rogaría que se viniera a leer mi correspondencia en casa.
Su objeto es explicarte que si anoche vos y Pérez Ruiz en busca de Galíndez no dieron con la calle Coronda, debe ser, creo, porque la han puesto presa para concluir con los asaltos que en ella se distribuían de continuo. A un español le robaron hasta la zeta, que tanto la necesitan para pronunciar la ese y aun para toser. Además, los asaltantes que prefieren esa calle por comodidad, quejáronse de que se la mantenía tan oscura que escaseaba la luz para su trabajo y se veían forzados a asaltar de día, cuando debían descansar y dormir.
De modo que la calle Coronda antes era ésa y frecuentaba ese paraje, pero ahora es otra; creo que atiende al público de 10 a 4, seis horas. Lo más del tiempo la pasa cruzada de veredas en algunas de sus casas: quizá anoche estaba metida en lo de Galíndez: ese día le toco a él vivir en la calle. Es por turnos y éste es el de que yo me calle.
Macedonio.

6 comentarios:
Por ahora, el anuncio de un premio. Querrías pasar a retirarlo?
La carta está muy buena! Cuando una persona, no sólo escribe bien, si no q' tiene humor; es un regocijo la lectura. El tipo escribia bien, pero muuuy bien.
Saúdos.
Srta, si pasa por: http://elladooscuroesmasdivertido.blogspot.com/ podrá retirar el premio que ha recibido.
Besos
Artus, Macedonio es un genio, ya volveré a él.
Erica, Gracias.
Saludos a ambos.
A mí me hechizó "No toda es vigilia la de los ojos abiertos". Y siempre trato de hacer la cita de "Si faltaba alguien más, no cabíamos", pero siempre la hago mal.
No sé qué decir, no soy buena con los regalos y las sorpresas.
No diga nada.
Saludos.
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